Le violaron sus derechos, sí, reconocieron los señores de la Tremenda Corte, pero no queda libre la francesa que vino a probar fortuna en el mejor de los negocios de informalidad: el secuestro de personas.
Su caso se turnó a otro magistrado, en este caso, magistrada, la juez Sánchez Cordero, para que elabore un nuevo dictámen y luego ya veremos, por allí, después de las elecciones, cuando aquí haya ganado el Copetón y en Francia haya perdido Sarkozy (aunque quien sabe, el caso del matón de niños judíos lo puede levantar en las preferencias electorales).
Su caso se turnó a otro magistrado, en este caso, magistrada, la juez Sánchez Cordero, para que elabore un nuevo dictámen y luego ya veremos, por allí, después de las elecciones, cuando aquí haya ganado el Copetón y en Francia haya perdido Sarkozy (aunque quien sabe, el caso del matón de niños judíos lo puede levantar en las preferencias electorales).
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