
El caricaturista sueco Lars Virks, se escapó a ser asesinado por un grupo extremista el pasado mes de enero, nada más por haber hecho la caricatura que aparece acá arriba. Por cierto bastante precaria de humor y desprovisto de un dibujo refinado, pero que detonó la ira de los grupos islamistas carentes de gusto y sentido del humor.
Afortunadamente en esta parte del mundo podemos hacer caricaturas de lo que queramos y lo más que puede pasar es que nos corran de la chamba.
No dudo que también haya quien, queriendo destacarse se atreva a tocarle los testículos al tigre, pero aún así es tan valido como cualquier otra expresión artística, aunque nos choquen los extremos.
Acá la nota completa.