De acuerdo con investigaciones de la Procuraduría General de la República, cada vez más los capos recurren a la compra de bailarinas para ubicar a víctimas potenciales y organizar los plagios.
En cuanto al papel de las mujeres dentro de las organizaciones delincuenciales, detalla: “Aprovechan sus empleos como bailarinas para sacar información a los clientes y proporcionarla a los jefes de la banda, a fin de determinar si pueden ser posibles víctimas”.
El modo de operación consiste en ganarse la confianza de los clientes y luego tratar de obtener datos relacionados con trabajo, dinero, negocios, bienes, familia, uso de escoltas y, en general, estilo de vida. También direcciones, rutas, horarios y hasta proyectos.
Por paquete informativo se han corroborado pagos de entre cinco y 10 mil pesos.
Los capos optan por reclutar “cortesanas” que trabajan en tables dance, casas de cita u otros giros negros frecuentados por empresarios, comerciantes, profesionistas u otras personas adineradas.
Aunque estas argucias han sido detectadas en células de todos los grupos criminales que operan en el país, se han documentado más casos entre los vinculados con Los Zetas, considerado como el brazo armado del Cártel del Golfo. Y la mayor incidencia se ha registrado en estados como Veracruz, Quintana Roo, Guerrero, Tabasco y Tamaulipas.