Foto: especial
Ciudad de México (29 agosto 2010).- Pareciera que el cómic, como muchas otras actividades artísticas, es un medio dominado por los hombres. Son ellos quienes integran principalmente el universo de los que dibujan y los que leen cómics. Sin embargo, en ese campo, hay creadoras que destacan a nivel internacional, con una propuesta fresca, alejada de los superhéroes y que encuentra en lo cotidiano una veta para explorar y trasladar al mundo gráfico.
Jessica Abel, Gabrielle Bell, Marjane Satrapi, Dame Darcy y Julie Doucet son cinco heroínas del cómic, que han trazado nuevos caminos en la novela gráfica.
Ellas ofrecen personajes femeninos en busca de su lugar en el mundo, ya sea como una chicana al encuentro de sus raíces en una ciudad como el Distrito Federal, una neoyorquina que lucha en el mundo laboral en la Gran Manzana o una iraní que defiende sus ideas ante su familia en medio de un país en eterno conflicto. Historias que, en algunos casos, como Persépolis, de Marjane Satrapi, o Cecil and Jordan in New York, de Gabrielle Bell, han sido trasladadas al cine.
Abel recurre al personaje de Carla Olivares, una turista en el país de sus antepasados, que busca formarse una identidad a partir de la cultura mexicana, desde el idioma hasta los iconos como Frida Kahlo.
Para Bell, son los sueños de una joven artista incipiente que tiene que sobrevivir con empleos no siempre satisfactorios los que dan vida a su narrativa; mientras que la francoiraní Marjane Satrapi se adentra en un tema más complicado, los años de formación ideológica de una niña que crece en medio de una familia con una conciencia política liberal en un ambiente entre fuegos.
Criaturas excéntricas en medio de un espacio victoriano alientan la obra de la estadounidense Dame Darcy, como el personaje de Strega Pez, que habla por la garganta.
Pero más extraños aún son los personajes creados por la canadiense radicada en Nueva York Julie Doucet, quien realiza minicómics con densas anécdotas, reales u oníricas.
Así, de lo cotidiano a lo excéntrico, estas cinco dibujantes crean su universo gráfico.
Las raíces perdidas
Jessica Abel (Chicago, 1969) comenzó a trabajar desde el año 2000 en La perdida, la historia de Carla Olivares, personaje nacido en Estados Unidos, pero con ascendencia mexicana y con la cual refleja en buena parte su propia experiencia como expatriada en el Distrito Federal al lado de su pareja sentimental y colega Matt Madden.
Abel es una artista que aterrizó en el DF y que, como William Burroughs, encontró aquí un impulso creador (aunque sin juegos con pistolas de por medio).
A Carla Olivares, la protagonista de la novela gráfica de Abel, le toca ser una turista en el país que se supone que alberga sus raíces; a la par que comienza su búsqueda de identidad, en la cual trata de volverse una mexicana "auténtica" a como dé lugar (estudiando con detenimiento todo lo que tenga que ver con Frida Kahlo, aprendiendo español), debe enfrentarse a los resentimientos y prejuicios de los mexicanos —esos sí "auténticos"— con los que establece relación y que, nacionalistas militantes y recalcitrantes al fin y al cabo, representan una fuente de confusión racial e ideológica para Carla.
En los personajes y sus particularidades se encuentra el rostro desenmascarado y en sus elementos más básicos del mexicano, pero debajo de ello las consecuencias de los actos —racionales, viscerales, emocionales— del ser humano, sea de donde sea.
"Quería dejar claro que para ella [Carla], para todo el mundo, estar con gente así es una elección. No es porque estuviera en México, nadie la forzó a ello, simplemente pasó: tomó decisiones".
Novela de crecimiento, se diría.
Carla Olivares madura estando en tierra extraña. Una dura manera de aprender una lección.
Obsesiones oscuras
La madre de Julie Doucet (Montreal, 1965), luego de echarle un ojo a los minicómics de su hija, lanza una sentencia lapidaria: "¡No quiero volver a ver esto nunca más!"... sigue la nota...
Existen mujeres que no hacen de su género una condicíon especial para destacar dibujando monitos, que no necesitan basar en un feminismo rancio y amargo su existencia dentro del mundo del cómic. Por el contrario, se divierten y con frescura cuentan historias que resultan chidas para el lector ansioso de que le cuenten anécdotas que, además, lo hagan reflxionar.
Como se lee en el mismo artículo sobre una de las "moneras" más destacadas en el mundo de hoy:
"Persépolis es una historia de empoderamiento femenino sin histeria, la que reconoce los derechos femeninos desde el reconocimiento de las contradicciones de un ser humano que simplemente es mujer porque así nació, la del interés genuino por la ideología revolucionaria y la información, pero también del descreimiento y la comprensión de que el valor último es el personal, el último".
Jessica Abel, Gabrielle Bell, Marjane Satrapi, Dame Darcy y Julie Doucet son cinco heroínas del cómic, que han trazado nuevos caminos en la novela gráfica.
Ellas ofrecen personajes femeninos en busca de su lugar en el mundo, ya sea como una chicana al encuentro de sus raíces en una ciudad como el Distrito Federal, una neoyorquina que lucha en el mundo laboral en la Gran Manzana o una iraní que defiende sus ideas ante su familia en medio de un país en eterno conflicto. Historias que, en algunos casos, como Persépolis, de Marjane Satrapi, o Cecil and Jordan in New York, de Gabrielle Bell, han sido trasladadas al cine.
Abel recurre al personaje de Carla Olivares, una turista en el país de sus antepasados, que busca formarse una identidad a partir de la cultura mexicana, desde el idioma hasta los iconos como Frida Kahlo.
Para Bell, son los sueños de una joven artista incipiente que tiene que sobrevivir con empleos no siempre satisfactorios los que dan vida a su narrativa; mientras que la francoiraní Marjane Satrapi se adentra en un tema más complicado, los años de formación ideológica de una niña que crece en medio de una familia con una conciencia política liberal en un ambiente entre fuegos.
Criaturas excéntricas en medio de un espacio victoriano alientan la obra de la estadounidense Dame Darcy, como el personaje de Strega Pez, que habla por la garganta.
Pero más extraños aún son los personajes creados por la canadiense radicada en Nueva York Julie Doucet, quien realiza minicómics con densas anécdotas, reales u oníricas.
Así, de lo cotidiano a lo excéntrico, estas cinco dibujantes crean su universo gráfico.
Las raíces perdidas
Jessica Abel (Chicago, 1969) comenzó a trabajar desde el año 2000 en La perdida, la historia de Carla Olivares, personaje nacido en Estados Unidos, pero con ascendencia mexicana y con la cual refleja en buena parte su propia experiencia como expatriada en el Distrito Federal al lado de su pareja sentimental y colega Matt Madden.
Abel es una artista que aterrizó en el DF y que, como William Burroughs, encontró aquí un impulso creador (aunque sin juegos con pistolas de por medio).
A Carla Olivares, la protagonista de la novela gráfica de Abel, le toca ser una turista en el país que se supone que alberga sus raíces; a la par que comienza su búsqueda de identidad, en la cual trata de volverse una mexicana "auténtica" a como dé lugar (estudiando con detenimiento todo lo que tenga que ver con Frida Kahlo, aprendiendo español), debe enfrentarse a los resentimientos y prejuicios de los mexicanos —esos sí "auténticos"— con los que establece relación y que, nacionalistas militantes y recalcitrantes al fin y al cabo, representan una fuente de confusión racial e ideológica para Carla.
En los personajes y sus particularidades se encuentra el rostro desenmascarado y en sus elementos más básicos del mexicano, pero debajo de ello las consecuencias de los actos —racionales, viscerales, emocionales— del ser humano, sea de donde sea.
"Quería dejar claro que para ella [Carla], para todo el mundo, estar con gente así es una elección. No es porque estuviera en México, nadie la forzó a ello, simplemente pasó: tomó decisiones".
Novela de crecimiento, se diría.
Carla Olivares madura estando en tierra extraña. Una dura manera de aprender una lección.
Obsesiones oscuras
La madre de Julie Doucet (Montreal, 1965), luego de echarle un ojo a los minicómics de su hija, lanza una sentencia lapidaria: "¡No quiero volver a ver esto nunca más!"... sigue la nota...
SACATRIPAS CO-MENTA:
Existen mujeres que no hacen de su género una condicíon especial para destacar dibujando monitos, que no necesitan basar en un feminismo rancio y amargo su existencia dentro del mundo del cómic. Por el contrario, se divierten y con frescura cuentan historias que resultan chidas para el lector ansioso de que le cuenten anécdotas que, además, lo hagan reflxionar.
Como se lee en el mismo artículo sobre una de las "moneras" más destacadas en el mundo de hoy:
"Persépolis es una historia de empoderamiento femenino sin histeria, la que reconoce los derechos femeninos desde el reconocimiento de las contradicciones de un ser humano que simplemente es mujer porque así nació, la del interés genuino por la ideología revolucionaria y la información, pero también del descreimiento y la comprensión de que el valor último es el personal, el último".
4 comentarios:
faltó incluir a Cintia Bolio, no?
Pues celebremos el trabajo de las moneras... que, aparte de Cintia Bolio (como bien dice Fraga), no me viene a la mente otra más... mmmmmmm... promocionada.
chale, no se puede seguir la nota :(
según entendí, no sólo se trata de moneras, sino que hagan novela gráfica, tons, no todas entran en el paquete.
snif, esta era una nota para los que tienen suscripción, verdad?? :(
Eit, la cuenta es más falsa que la pelea de yuri y... cual era la otra? meh.
Así se hacen los chismes.
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