EL ASESOR

Pues sí.
La guerra al narco llevó la sangre al río, a las calles,
a las plazas públicas y a todo lugar.
Será utópico imaginar que ya no habrá cristianos a los que les hagan expulsar el atole que les da vida...Los hacedores profesionales de agujeros, vulgo sicarios, por donde brota el fluido vital y agarra camino hacia las coladeras, estarán muriendo de risa por la ocurrencia.