
Habrán de disculpar a este monero,
que no cree en las apariciones de la virgen de Guadalupe, ni en la resurrección de Diego Fernández, que tampoco crea en la campaña antisanguinolenta y que más bien la use para hacer sus acostumbrados
ejercicios de humor.
Aquí, uno ellos, que por cierto está bien cebo
y está inspirado en los viejos cartones de Abel Quezada.