miércoles, 26 de enero de 2011

¡Que pase el desgraciado!

¡Madres! ¿Y ahora a quién le echo la culpa?

El tema no es sobre Laura Bozzo, sino la manera en como algunos usuarios de medios masivos de comunicación o de redes sociales ven con diferentes cristales una nota.
El domingo por la mañana el periódico Reforma publicó un artículo firmado por Miguel Ángel Granados Chapa donde daba cuenta de la compra de Iusacell, perteneciente al Grupo Salinas, por parte de Televisa para sortear con ello las demandas presentadas por los primeros contra la mal llevada Licitación 21, que habiendo sido otorgada en su mayoría al grupo integrado por los segundos y Nextel, fuera posteriormente suspendida.
Las reacciones no se hicieron esperar, los fans de Granados se dieron gusto confirmando el nuevo compló en puerta y que se traduciría ni más ni menos que en una alianza de facto entre Televisa y TV Azteca. De ahí se desprendieron las más inusitadas teorías sobre los alcances de dicha alianza, pasando desde la "cesión de derechos" de Laura Bozzo, convertida de paso por Jenaro Villamil en la revista Proceso en la sucesora de Antonio Sola, el experto en guerras electorales, para ir creando las condiciones de "concientizar" a las masas estupidizadas de la televisión de las virtudes del gobierno panista, hasta la intervención de Carlos Salinas para, but of course, llevar al poder a Peña Nieto y sabotear la campaña del Peje a la presidencia del 2012.

...Pero en el transcurso de la mañana se cayó el compló: tanto Ricardo Salinas como Televisa desmintieron la nota y finalmente el lunes Granados Chapa tuvo que reconocer su error públicamente, de nueva cuenta en el diario Reforma, ahí empezó entonces la nueva contra ofensiva que a partir de ello cuestionó las anteriores notas de Granados Chapa, e incluso de algunos "colegas" como Carlos Marín que se regodeó de lo lindo poniendo en calidad de novato al articulista por andarse metiendo en chambas que no son lo suyo, tales como el reportaje. Lo que siguió es digno de un análisis psiquiátrico, los fans dieron unas marometas mentales dignas de mejores causas para defender el gazapo en vez de simplemente apechugar, el enemigo fue entonces Carlos Marín por el "atrevimiento" de juzgar a un "autentico periodista" dada su "nula calidad moral". De risa loca.

Más sin en cambio algunos periodistas "zurdos" tuvieron el valor de reconocer y criticar al maestro Granados, tales como Roberto Alonso en ¡válgame! La Jornada de Oriente, quién remata su artículo con un punto que vale la pena reproducir para que nos sirva de reflexión:

"Lo dicho. Granados Chapa cometió un gran desacierto y mintió. Los lectores y las audiencias, por tanto, tienen que saber guardar distancia de las reflexiones hechas por los líderes de opinión con los que simpatizan. El afecto o la coincidencia en la opinión no pueden estar por encima de la verdad. Los errores, finalmente, deben reconocerse y analizarse en su justa dimensión. Las intenciones oportunistas que buscan ir más allá evidencian corajes y arrebatos contenidos. Al que metió la pata, pues, le traían ganas."