Extraña idea de la amorosidad tiene el Peje que rechaza de forma violenta el saludo afectuoso que incluya besos en la mejilla.
El pancho que hizo ante el intento de Javier Sicilia de saludarlo como es público que él saluda a las personas, con abacho y becho, fue ridículo y pone en entredicho sus habilidades políticas para solventar situaciones, digamos indeseables para él. ¿Qué daño le hacía recibir el beso de Sicilia? Ninguno.
Sería bueno saber qué otras manifestaciones de afecto y amor se prohíben en su cacareada república para no exponerse a que lo cagoteen a uno.
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