miércoles, 17 de diciembre de 2008

1978

En los estertores de este 2008, pienso en 1978, año en que nací. Recuerdo que siendo niño miraba al futuro sintiendo lo mismo que uno de mis héroes de la TV: mucho meyo. En la tele, en el radio, en los libros y por todos lados se anunciaban tremendas calamidades como parte del viaje todo pagado hacia el "futuro". Al final del 2008, sobre el 2009 se ha vaticinado que las más tremendas plagas azotarán nuestros hogares: crisis, desempleo, tasas de interés, delincuencia, narcos, y más pasito duranguense. Con un escenario así es difícil ver más allá del año nuevo que viene, hacer planes de aquí a dos años significa que se goza de un optimismo que ya quisiera el presidente del club de los optimistas a nivel mundial. En fin. Quizá a alguien le pase como a mi ,y estará de acuerdo en que, cuando somos niños, miramos al futuro con incertidumbre, y siendo adultos, miramos al pasado con añoranza... quizá ahí esté la clave para vencer nuestros temores.