miércoles, 30 de julio de 2008

Informe de la UNESCO



La UNESCO acaba de publicar, bajo la dirección de Jérôme Bindé, la tercera antología de los Coloquios del siglo XXI, titulada Firmemos la paz con la Tierra (Ediciones Unesco/Icaria). Con la colaboración de 15 científicos y expertos de fama mundial, tal como Paul Crutzen, Nicolas Hulot, Javier Pérez de Cuéllar, Michel Serres, Mustafá Tolba, Haroldo Mattos de Lemos o Edward O. Wilson, hemos efectuado una radiografía prospectiva de la crisis ecológica mundial, formulando, a la vez, una serie de propuestas de acción, y lo esencial se resume en dicho artículo.
Después de la Conferencia de Bali y de los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre los Cambios Climáticos, hemos de preguntarnos si hemos cobrado conciencia de la envergadura de los retos gigantescos que va a tener que afrontar la humanidad en un momento en que el tiempo empieza a faltarnos. No insistiré sobre el diagnóstico, ya que, por desgracia, el panorama es de sobra conocido: cambio climático, desertificación, crisis mundial de los recursos hídricos, deforestación, deterioro de los océanos, erosión acelerada de la biodiversidad y contaminación del aire, del suelo, del agua dulce y del mar.
Las consecuencias económicas y geopolíticas de una situación semejante se han empezado a cuantificar tan solo muy recientemente. La guerra que hemos declarado a nuestro planeta puede costar tanto como una guerra mundial, tal y como se ha señalado en el Informe Stern. Además, después de esa guerra contra la naturaleza corremos el riesgo de desembocar en la guerra de verdad, debido no solo a la escasez, cada vez mayor, de energías fósiles y recursos naturales, sino también al desplazamiento de los 150 a 200 millones de “ecorrefugiados” que vaticinan los estudios prospectivos.
Lo que consideramos “problemas” —empezando por el cambio climático— son más bien síntomas de un problema, el del crecimiento material en un mundo finito, cuya existencia ya fue señalada desde 1972 en el informe Los límites del crecimiento presentado al Club de Roma. Dennis Meadows, coautor de ese informe, nos dice que en ese año “la humanidad estaba por debajo de sus límites, pero ahora está por encima de ellos”. Así lo atestiguan los datos relativos a la huella ecológica de la especie humana calculados por el equipo de Mathis Wackernagel. En 1972, la utilización humana de los recursos de la Tierra se aproximaba a un 85 por ciento del nivel sostenible a largo plazo, y hoy en día se sitúa en torno a un 125 por ciento de ese nivel.
En estas condiciones, ¿puede salvarse todavía la humanidad? Respondemos por la afirmativa a este interrogante. Sí, la humanidad puede salvarse sin que la especie humana tenga que renunciar al desarrollo y a la lucha contra la pobreza. En vez de contraponer el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, tenemos que armonizarlos.
Para lograr esa armonización, necesitamos no solo más ciencia, más sobriedad, menos materia y más acciones concretas, sino también más ética y política, en contra de lo que algunos puedan creer. Necesitamos, en definitiva, un nuevo contrato natural de la humanidad con la Tierra y una ética del futuro.
(*) Koichiro Matsuura es director general de la Unesco

5 comentarios:

Kerberos dijo...

No sé que opinen, pero es un masterpiece.

Ojalá que algún día nos concienticemos y que no vaya a ser demasiado tarde para percatarnos que lo que se perdió por nuestra falta de conciencia, lo lamentaremos tanto por que no se podrá volver a recrear, y será más costoso reemplazarlo por medios artificiales sin que se llegue a lo que fue antes.

Vigilante dijo...

Kerberos Gore.

Kerberos dijo...

*snif* es la primera vez que me dicen "gore" sin señalar mis tendencias sangrientas sádicas *snif*

Kerberos dijo...

Make sex, not the war, o creo que va algo por el estilo...

http://img227.imageshack.us/img227/6158/algoretipperkiss3ck6.jpg

Alecus dijo...

Fuera de coto, es preocupante lo que esta sucediendo en el mundo. Por favor si alguien puede hacer algo, lo que sea, hay que hacerlo. Desde apagar un foco hasta reciclar la basura. Mis nietos se lo agradecerán.
Saludos.