El pleito por la Cassez llegó a alturas pocas veces vista en conflictos internacionales, y ahora no fue por la incompetencia diplomática de México, sino por el extravío y la arrogancia de un presidente europeo, francés para más señas, que ubica a nuestro país entre las ranchos estatales que circundan el planeta, a los que, desde su palacio de gobierno basta con pegarles un grito para hacerlos que obedezca sus caprichos...