lunes, 4 de agosto de 2008

Vida Perra

11 comentarios:

Trimax dijo...

Alecus: perdón por la intromisión, pero quiero poner una queja al departamento encargado.

A los moneros administradores y colaboradores del blog: ¿Que onda con la nota de la censura del EMP al cartón de Rictus?

A este paso van a meter al bote al Rictus y nos vamos a enterar hasta que salga.

Chale, si hubiera sido a los moneros chamucos ya habrían mínimo paralizado Reforma.

No me obliguen a hablarles estilo Vitor H: "Póngase a trabajar güevones"

Ver nota en mi blog

Kerberos dijo...

La culpa no es del EMP, sino al ambiente político creado por la PGmatrix y por los legisladores.

Me explico: actualmente el ambiente político no está para bollos, si el EMP dejaba el cartón, los obradoristas, capulinistas (ehm, beltronistas priístas) y demás putizistas se hubieran echado como jauria sobre Rictus y el tapón con patas, opr violadores de la ley.

Aluego, está el poder legislativo. Actualmente no vivimos un presidencialismo, vivimos como los ingleses de las ingles: un sistema monárquico de líderes sindicales y el PG, con un primer ministro llamado Capulina -ehm, que diga, Manlio Fabioruchis Beltrones- que es quien dice qué leyes son güenas, y cuales más imortantes. Ese Fabioruchis tiene amarrado de las manoplas al poder federal y de justicia con leyes anacrónicas, obsoletas y sobre todo, que impiden que Rictus haga garabatos pendejos con la bandera, que kerberos haga versos satánicos con el himono nacional (imaginense un: ♪ "mexicanos culeros despierten, el acero aprestad y mi pendóóóón, pinches putos maten legisladores,
aunque este pinche verso no rimóóóó" ♫ con las notas del himno nacional mexicano, nos mandarían fusilar a todos los de este foro), o que cualquiera pueda usar calzones con un escudo en el frente.

Por ello, mi estimado Trimax, si estás molesto con que hayan quitado el dibujito pedorro e irrelevante de Rictus, que tanto pánico causó al EMP, la culpa es tuya por no hablar con tu legislador y exigirle que cambie la ley en lugar de estar haciendo megadebates pendejos de una Reforma Energética light.

Además ni te preocupes, a lo máximo que lo pueden condenar al Rictus, es a pagar pinches 50 pesos de multa, y si tanto lloran por ellos, yo se los pitcho, faltaba más, el ya sabe como localizarme.

Pero no la hagamos tanto de mamada por el EMP, que ni culpa tienen de nada, si te vas a chingar a alguien, hazlo con tu legislador de cabecera. Por cierto, a mi también me pareció de mal gusto el condón en la cabeza de la serpiente, me nació mi sentido patrio y pensé que el pinche Rictus quería asfixiarla jUaR, JuAr, JuaR!!!

Kerberos dijo...

Por cierto, en este momento está Rius en W Radio, por si quieren escucharlo.

Alecus dijo...

Hola Trimacs:
Aqui reportandome, escribí algo sobre Rictus pero no puedo subir información. No se si es casualo qué, pero tengo algún tipo de bloqueo.
Mas tarde seguiré intentando.

Trimax dijo...

Alecus: Por ahí me dijeron mis fuentes del EMP que ya lo tienen enbartolinado, quesque se andaba queriendo aventar del castillo de Chapultepec envuelto en su cartón.

Pero otras fuentes más confiables me dicen que esta debajo de la cama y hackeando toda nota que sale al respecto en el bló.

Saludos

Alecus dijo...

Osease que sí hay un bloqueo de la libertad de expresión por internet.
No se puede opinar nada acerca de una ley que prohibe hacer una referencia a los simbolos patrios, aunque todas las leyes de la constitución son por lógica discutibles y reformables si es voluntad de los ciudadanos.

Alecus dijo...

Al igual que el gobierno de China, que a pesar de ser el mayor usuario de internet por el volumen de cuentas manejadas por internet, pero que tiene el mejor sistema del mundo para bloquea entradas que hablen de Derechos Humnanos y Libertades de expresión, y ese tipo de temas que son tan incómodos para ciertos gobiernos represores.

Alecus dijo...

Jaque mate
La Constitución mexicana
Por: Sergio SARMIENTO
"El exceso de leyes corrompe a la república.” —Tácito

Cada determinado tiempo surge en nuestro país la propuesta de reformar la Constitución. Al final nadie se atreve a hacerle una reevaluación a fondo, pero esto no ha impedido que a lo largo de las décadas se le hagan cientos de modificaciones graduales y poco coherentes a esta máxima ley de la nación.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se caracteriza por ser un catálogo de buenas intenciones. Sus artículos establecen, por ejemplo, el derecho a la vivienda, a la salud, a la educación, a un empleo y a un sueldo mínimo que permita satisfacer las necesidades básicas de una familia. Pero no define de dónde saldrán los recursos ni qué medidas se tomarán para hacer cumplir estos derechos. En esto la Constitución mexicana se distingue de otras, como la estadounidense, que simplemente establecen los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Algunos juristas y políticos defienden el aspecto “propositivo” de la Constitución mexicana. La nuestra, dicen, es la primera “constitución social” del mundo, la cual precedió incluso a la soviética. Añaden que es mejor que una carta magna plantee un país ideal que debe construirse con el tiempo, a limitarse a definir garantías individuales como lo hacen las constituciones liberales.

La amplitud del catálogo de buenas intenciones de la Constitución mexicana, sin embargo, no ha significado que los ciudadanos de nuestro país tengan un mejor nivel de vida que los de naciones con constituciones liberales. Todo lo contrario: el estadounidense promedio es siete veces más rico que el mexicano.

Cuando se estaba negociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte el entonces líder de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez, dijo que ese acuerdo no obligaba a una revisión de la legislación laboral mexicana, ya que las leyes mexicanas son más “progresistas” que las estadounidenses. Quizá, pero el hecho es que los trabajadores estadounidenses no se agolpan a lo largo de nuestra frontera para llegar a México ilegalmente y aprovechar los beneficios de nuestra supuesta progresista legislación laboral. El flujo, como todos sabemos, se registra en sentido contrario.

Por el mismo hecho de que pretende ser una propuesta de un país ideal, la Constitución mexicana resulta extraordinariamente compleja. Nuestra carta magna, por ejemplo, consta de 136 artículos. La de los Estados Unidos tenía originalmente sólo siete.

Por su misma complejidad, y por el hecho de que sus artículos descienden a temas excesivamente concretos, la Constitución mexicana ha sufrido más de 300 enmiendas en 84 años. La estadounidense sólo cuenta con 36 en 212 años. Pero, además, la naturaleza de las enmiendas es distinta. En el caso de la mexicana se han eliminado, sustituido o parchado artículos completos. En la estadounidense las enmiendas se han añadido a los siete artículos originales.

Quizá uno de los puntos filosóficos más importantes de diferencia entre las dos constituciones es que la estadounidense empieza con las palabras “Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos..., ordenamos y establecemos esta Constitución...” En otras palabras, el pueblo es el que crea el Estado y le da su legislación. La Constitución mexicana no señala de dónde deriva su autoridad: simplemente establece reglas. Refleja así el concepto de un Estado que por sí mismo puede otorgar derechos y exigir obligaciones a los ciudadanos.

Muchas veces se ha planteado la necesidad de modificar de raíz la Constitución mexicana. Pero no hay un acuerdo entre políticos o juristas sobre cuál debería ser la naturaleza de esa nueva Constitución. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ha planteado que hay que regresar al espíritu original del documento de 1917, mientras que Porfirio Muñoz Ledo afirma que hay que establecer un sistema parlamentario de gobierno en lugar del presidencial que tenemos. Yo pienso en lo personal que lo lógico sería tener una Constitución más sencilla, que sólo garantizara los derechos fundamentales de los ciudadanos y que se abstuviera de ofrecer buenas intenciones.

Empero, ante el evidente hecho de que en estos momentos ninguna propuesta de nueva constitución tendría el apoyo político necesario —dos terceras partes de los votos en el Congreso de la Unión más una mayoría simple en la mitad de los congresos estatales—, no nos queda más remedio que seguir viviendo con una parchada Carta Magna que, por su misma naturaleza, está condenada a no cumplirse.
México, D.F., 4 de febrero de 2001.

Alecus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alecus dijo...

Jaque Mate/ Constitución

Sergio Sarmiento

"El exceso de leyes corrompe a la República."
Tácito

Es una anciana venerable: cuenta ya con 80 años de edad. Nadie se atreve a decirle a la cara que se ve vieja, pero todo el mundo la critica, por sus arrugas y por sus vestimentas de otros
tiempos. La Constitución de 1917 nos ha permitido a los mexicanos gozar de un periodo de paz sin precedente desde los tiempos de la Colonia. Su promulgación, el 5 de febrero de 1917, puso fin, de manera formal, a la Revolución Mexicana. Es cierto que hubo posteriormente otros conflictos entre los mexicanos, como la Guerra de los Cristeros de la década de 1920, el movimiento estudiantil de 1968 y el levantamiento de Chiapas de 1994, pero mal que bien los enfrentamientos armados han sido la excepción y no la regla. En esta capacidad de generar un largo periodo de paz nacional, la Constitución de 17 se ha distinguido de la de 1857, que fue el origen de un prolongado periodo de guerras intestinas y de una intervención extranjera.

Pero mal haríamos los mexicanos en idealizar la Constitución mexicana por el simple hecho de que nos ha permitido vivir en paz. La volatilidad del texto constitucional es síntoma de su problema fundamental. Como ocurre a las viejas damas distinguidas, a la Constitución el mundo la quiere y la acepta cuando la ve de lejos, pero la desperdicia y la busca cambiar cuando la tiene cerca.

Según el artículo "La Constitución irreconocible" de Arturo Cano, publicado en el suplemento Enfoque del diario Reforma, la Constitución Mexicana ha sufrido 376 enmiendas en sus 80 años de existencia. Un total de 98 artículos, de los 136 que tiene el texto, han sido
modificados en un momento u otro. Varios artículos han sido objetos de muchas constantes. El 73, que tiene que ver con las facultades del Congreso, ha sufrido cambios en 41 ocasiones, una cada dos años en promedio.

En parte el problema radica en la amplitud de la Constitución y en su atención al detalle. La Carta Magna mexicana no sólo establece garantías individuales, sino que se enfoca a cuestiones específicas que no tienen sentido en una legislación constitucional. Tan sólo el artículo 123 es un laberinto de apartados, fracciones y subfracciones. Trata detalles tan específicos como el que en los centros de trabajo de más de 200 personas "deberá reservarse un espacio de terreno, que no será menor de 5 mil metros cuadrados, para el establecimiento de mercados públicos, instalación de edificios destinados a los servicios municipales y centros recreativos".
Las constituciones de otros países no suelen tener este nivel de detalle. La Carta Magna de los Estados Unidos cuenta tan sólo con siete artículos originales y 27 enmiendas. En el Reino Unido no hay siquiera una constitución formal: se ha establecido una jurisprudencia aceptada, que se remonta históricamente a la Carta Magna que los nobles ingleses hicieron firmar al rey Juan sin Tierra, y que determina los derechos y garantías individuales de los británicos.

La falta de una constitución detallada, como la mexicana, no ha hecho que los estadounidenses o los británicos carezcan de los derechos que tenemos los mexicanos. Más bien la experiencia nos demuestra que ese respeto a las garantías individuales ha sido mayor en esos países que en el nuestro. No se requiere de un exceso de palabras para generar sólidas garantías individuales. El gran error de nuestra Constitución ha sido, en efecto, llenarse de palabras y detalles: tratar de convertirse a un mismo tiempo en legislación superior e inferior. Las enmiendas constitucionales son inevitables en una legislación tan específica como la nuestra, pero el resultado final es el desconcierto. A fuerza de tener una Carta Magna tan extensa, terminamos no teniendo nada.

Estoy convencido de que los mexicanos debemos descartar ya esa vieja octogenaria a la que cada año le rendimos vana pleitesía sólo para cambiarla a la menor provocación. Debemos tener una nueva Constitución, pero una Constitución real, no un documento que pretenda convertirse en ley laboral, social o educativa y que, por lo tanto, tenga que ser modificado cada vez que hay un nuevo gobierno. Para que en verdad sea permanente una Constitución debe incluir solamente aquellas garantías y derechos en que haya un verdadero consenso nacional. Esa es precisamente la razón que le da a la Constitución de los Estados Unidos una verdadera permanencia en el tiempo. Las cuestiones más puntuales, por ejemplo de polótica social,b deben plasmarse en leyes inferiores que pueden ser objeto de cambio con mayor facilidad.

En nuestro país plantear la necesidad de tener una nueva Constitución es algo que genera ataques de todo tipo, incluso personales. Quizás esto se deba a que se nos ha enseñado a respetar ese documento que nos ha dado ya 80 años de paz. Pero mal haríamos los mexicanos en no darnos cuenta de que algo malo debe tener nuestra actual Constitución si nuestros propios gobernantes, esos mismos que promueven su respeto en las aulas de clase, han considerado necesario enmendarla 376 veces en lo que lleva de vida. Si esto ha ocurrido con gobiernos surgidos todos del mismo partido, bien podemos imaginar lo que pasará cuando vivamos en una verdadera alternancia democrática.

Trimax dijo...

Buenos artículos Alecus, es algo que se ha venido comentando desde hace muchos años: el exceso de buenas intenciones pero pocas soluciones.

Saludos!!