La oposición, ‘carnita’ pura para ‘moneros’
Juan Carlos Zavala
La caricatura en México goza de cabal salud, “se pasa por un momento muy interesante”, dice Juan Alarcón.
Para el caricaturista del diario El Financiero y la revista Siempre!, Juan Alarcón Ayala, ya no es difícil ni representa un riesgo hacer escarnio de la figura presidencial, como lo fuera hace dos o tres sexenios. Ahora, plasmar cartones en contra de la izquierda o de la oposición es todavía más arriesgado, “porque resulta que las posiciones han cambiado, se están rompiendo muchas etiquetas, en torno a si perteneces a la izquierda, derecha o centro del espectro político”.En su visita a Oaxaca, a invitación expresa de DESPERTAR, para impartir una conferencia y entablar un diálogo con el personal y lectores de este periódico sobre la caricatura política en la prensa, dijo que el viaje también es para desempolvarse un poco del “restirador”, de los encierros en el estudio y en el dibujo y para “comer chapulines, o si se puede, hasta grillos”, en lo último, refiriéndose a la clase política oaxaqueña.Directo, honesto y gracioso en sus respuestas, de su cuello cuelga el dispositivo electrónico para guardar documentos digitalizados y con el que constantemente juega y lo lanza para atrás, hacia su espalda. El monero señala que la caricatura en México nació como una necesidad de dar las noticias en la época porfirista a la población caracterizada por el alto grado de analfabetismo; 1968 sería otra etapa importante para esta profesión.
Piedra en el zapato
Considera a los cartones o monos en la prensa como la piedra en el zapato, el elemento incómodo, el que genera controversia, “se pasa por una etapa muy interesante, porque en estos tiempos ya no se sabe quiénes son los buenos y los malos, los débiles o los poderosos, o dicho de otra manera, no se sabe quiénes son los poderosos y quiénes los jodidos”.Juan Alarcón, colocado entre los 50 mejores caricaturistas de México, sostiene que hay dos tipos de apertura democrática: la que se ha estado generando históricamente en el país y la “convencional, baratera, simulada, que es lo más parecido a las piernas abiertas de una prostituta”, es decir, a la libertad de expresión, a la visión política de quienes cobran con nuestros impuestos y a los trapecistas que cambian constantemente de partido político.
Censura y autocensura
Sobre el tema periodístico, dijo que hay muchos mitos y realidades alrededor de esta profesión; respecto a la censura y a la autocensura señaló que han evolucionado y dependen de la ideología del reportero o caricaturista y si empatan con el medio de comunicación para el cual labora. “Por ejemplo, no me puedo imaginar un cartón de Andrés Manuel López Obrador en pelotas, publicado en La Jornada, o de Felipe Calderón enseñando las nalgas en el Reforma, todo depende de las compatibilidades periódico-caricaturista”.
Oaxaca
Con Oaxaca Juan Alarcón tiene muchas relaciones, la primera que menciona es la del padre de su esposa, “mi suegro vive y es de aquí”, contestó; lo mejor del estado es su gastronomía, su arte y sus mujeres (algo que agradece de Oaxaca), por obvias razones. Lo malo: sus políticos.El primer contacto con la entidad fueron las tlayudas, ya comió chapulines, “antes ya me había comido muchos grillos”, aunque confiesa que el sabor es diferente, estos últimos, “se atoran en el gañote, no son masticables, además son venenosos. Me producen diarrea”.
Su origen como caricaturista
Cuando se le pregunta a Juan Alarcón sobre qué porcentaje tiene de periodista, de artista, de cultura, entre otros, contestó que cada monero tiene su historia, algunos nacen en la redacción; él viene del activismo.“Mi primer objetivo es poder entender a través del dibujo, explicarme a mí mismo lo que está sucediendo”, indica.
Juan Carlos Zavala
La caricatura en México goza de cabal salud, “se pasa por un momento muy interesante”, dice Juan Alarcón.
Para el caricaturista del diario El Financiero y la revista Siempre!, Juan Alarcón Ayala, ya no es difícil ni representa un riesgo hacer escarnio de la figura presidencial, como lo fuera hace dos o tres sexenios. Ahora, plasmar cartones en contra de la izquierda o de la oposición es todavía más arriesgado, “porque resulta que las posiciones han cambiado, se están rompiendo muchas etiquetas, en torno a si perteneces a la izquierda, derecha o centro del espectro político”.En su visita a Oaxaca, a invitación expresa de DESPERTAR, para impartir una conferencia y entablar un diálogo con el personal y lectores de este periódico sobre la caricatura política en la prensa, dijo que el viaje también es para desempolvarse un poco del “restirador”, de los encierros en el estudio y en el dibujo y para “comer chapulines, o si se puede, hasta grillos”, en lo último, refiriéndose a la clase política oaxaqueña.Directo, honesto y gracioso en sus respuestas, de su cuello cuelga el dispositivo electrónico para guardar documentos digitalizados y con el que constantemente juega y lo lanza para atrás, hacia su espalda. El monero señala que la caricatura en México nació como una necesidad de dar las noticias en la época porfirista a la población caracterizada por el alto grado de analfabetismo; 1968 sería otra etapa importante para esta profesión.
Piedra en el zapato
Considera a los cartones o monos en la prensa como la piedra en el zapato, el elemento incómodo, el que genera controversia, “se pasa por una etapa muy interesante, porque en estos tiempos ya no se sabe quiénes son los buenos y los malos, los débiles o los poderosos, o dicho de otra manera, no se sabe quiénes son los poderosos y quiénes los jodidos”.Juan Alarcón, colocado entre los 50 mejores caricaturistas de México, sostiene que hay dos tipos de apertura democrática: la que se ha estado generando históricamente en el país y la “convencional, baratera, simulada, que es lo más parecido a las piernas abiertas de una prostituta”, es decir, a la libertad de expresión, a la visión política de quienes cobran con nuestros impuestos y a los trapecistas que cambian constantemente de partido político.
Censura y autocensura
Sobre el tema periodístico, dijo que hay muchos mitos y realidades alrededor de esta profesión; respecto a la censura y a la autocensura señaló que han evolucionado y dependen de la ideología del reportero o caricaturista y si empatan con el medio de comunicación para el cual labora. “Por ejemplo, no me puedo imaginar un cartón de Andrés Manuel López Obrador en pelotas, publicado en La Jornada, o de Felipe Calderón enseñando las nalgas en el Reforma, todo depende de las compatibilidades periódico-caricaturista”.
Oaxaca
Con Oaxaca Juan Alarcón tiene muchas relaciones, la primera que menciona es la del padre de su esposa, “mi suegro vive y es de aquí”, contestó; lo mejor del estado es su gastronomía, su arte y sus mujeres (algo que agradece de Oaxaca), por obvias razones. Lo malo: sus políticos.El primer contacto con la entidad fueron las tlayudas, ya comió chapulines, “antes ya me había comido muchos grillos”, aunque confiesa que el sabor es diferente, estos últimos, “se atoran en el gañote, no son masticables, además son venenosos. Me producen diarrea”.
Su origen como caricaturista
Cuando se le pregunta a Juan Alarcón sobre qué porcentaje tiene de periodista, de artista, de cultura, entre otros, contestó que cada monero tiene su historia, algunos nacen en la redacción; él viene del activismo.“Mi primer objetivo es poder entender a través del dibujo, explicarme a mí mismo lo que está sucediendo”, indica.
Comentario de Juan Alarcón:
Ni pex, me salió el méndigo ego y ahorita que ando bien Emo nada mejor que fastidiarlos con esta nota que me encontré en la web.
5 comentarios:
Master Alarcón, super bienvenido en este, su cuchitril...
Chida la entrada, de repente no se ven muchas noticias de moneros
¿que les parece esta otra nota de moneros?
http://www.eluniversal.com.mx/notas/592410.html
Alarcón es un maestro chingonsísimo, liquen aquí y digan si no...
Es chingón el chavo
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